12.12.2021

El mundo de los relojes y la automoción

reloj

El mundo de los relojes y de la automoción han estado ligados desde el comienzo. No se sabe muy bien por qué, pero a menudo los aficionados a uno de ellos, suelen serlos a lo otro. Intentos para explicarlo ha habido muchos, pero se pueden reducir a que, en esencia, ambas son obras minuciosas de ingeniería complicada que han estado ligadas a la historia de la humanidad.

La precisión es un elemento fundamental en el mundo de la competición y desde que se comenzaron a organizar carreras a principios del siglo XX, los promotores se aseguraron de contar con los fabricantes de relojería como Timekeepers oficiales. Era una asociación ventajosa para ambos, pues dotaban de prestigio y credibilidad mutua.

También cabe destacar que tanto la automoción como la horología han sido, tradicionalmente, intereses premium: solo aquellos que se lo podían permitir en la década de los años ‘20 tenían acceso a un coche para correr y a un reloj de pulsera lo suficientemente preciso como para contar su tiempo de vuelta con fiabilidad —Cartier creó el primer reloj de pulsera para el aviador Alberto Santos-Dumont en 1904—.

Sea por el motivo que sea, hemos seleccionado en este artículo cinco relojes que no solo representan lo más alto de la precisión suiza, sino que estarán siempre ligados al mundo de la automoción. Son, además, de los mejores regalos que se le pueden hacer a un aficionado.

1. Zenith El Primero

Zenith es una marca que puede que solo los aficionados conozcan, pero su El Primero es uno de los relojes más importantes de la historia. Llamado así porque fue el primer fabricante en introducir un movimiento de cronómetro en un movimiento automático —es decir, un reloj que opera mecánicamente, sin usar energía eléctrica externa—.

Este llegó en 1969 y marcaría un antes y un después en los relojes de competición, pues ahora los pilotos de carreras podrían llevar consigo un cronómetro preciso en la muñeca —los antiguos no eran lo suficientemente prácticos como para ser usados dentro del habitáculo— y calcular sus tiempos de vuelta o sus velocidades medias.

De hecho, muchos relojes con la complicación (así es como se llaman a las funciones adicionales a dar la hora) de cronómetro cuentan con un taquímetro en el borde de la esfera. Con él, se puede calcular la velocidad media de un objeto entre dos puntos de distancia, función que sin duda ha resultado útil para las carreras.

Este mismo año, Zenith ha vuelto a sus orígenes de patrocinador de competición, brindando su apoyo al torneo eléctrico Extreme-E.

2. Rolex Cosmograph Daytona

Si bien Zenith fueron los pioneros en los cronómetros de muñeca, posiblemente el reloj que primero venga a la mente cuando se hable de automoción sea el Rolex Daytona. Curiosamente, hasta que comenzaron a fabricar sus propios movimientos, Zenith eran los responsables de suministrarles la mecánica interna para el famoso reloj de la corona.

Ahora, el Daytona —llamado así porque tomó como referencia la pista de Florida que alberga la carrera más importante de Nascar— está certificado como cronómetro superlativo, lo que significa que tiene una precisión de dos segundos al día, ya sean positivos o negativos. En comparación, la desviación aceptada por la asociación que entrega esta clasificación (COSC) es de seis segundos.

Si un piloto gana las 500 Millas de Daytona, recibe como regalo uno de estos relojes, que se inmortalizaron en la muñeca de Paul Newman en los años ‘70, cuando decidió comenzar su carrera de piloto profesional. Hoy es posible encontrar un Daytona en casi cualquier configuración, aunque el más reconocible probablemente sea el de acero con la esfera blanca y diales negros, llamado panda.

Sin embargo, conseguir un Rolex nuevo es muy difícil hoy en día y los compradores se tienen que apuntar a listas de espera de años. La otra opción, si no se quiere competir en las 500 Millas, es acudir al mercado gris, y comprarlo a un vendedor particular, pero en este caso los precios son mucho mayores a los de un distribuidor autorizado.

3. Tag Heuer Monaco

Otro de los relojes que han marcado un antes y un después en la automoción es el Heurer Monaco —el holding luxemburgués Techniques d’Avant Garde (TAG) compraría al relojero en 1985—. Introducido en 1969, el mismo año en que Zenith lanzó su cronómetro (y Seiko también) al mercado, el fundador de la empresa, Jack Heurer decidió apostar por algo que nunca se había hecho hasta ahora: una esfera cuadrada con resistencia a 100 metros de agua.

El Monaco se volvió célebre al estar en la muñeca de Steve McQueen en la película de 1971, Le Mans, pero los dos años previos al estreno había estado en posesión de otro célebre conductor: el piloto de F1 Jo Siffert.

Esta imagen de estar ligados al mundo de la competición —y particularmente a la escudería Ferrari, cuyo propietario, Enzo Ferrari, no confiaba en los relojes oficiales de los organizadores— fue lo que les abriría, en 1992, la posibilidad de convertirse en los timekeepers oficiales de la Fórmula 1, puesto que les sería arrebatado en 2004 por Rolex.

4. Tag Heuer Monza

El problema de Tag Heuer es que casi todos sus relojes han estado ligados al mundo del automovilismo. Esto es cierto para el Monaco y el Carrera, pero también lo es para el Monza, que llegó más tarde que sus hermanos mayores y ha tenido que vivir en su sombra.

Desde 1971 a 1979, Heuer era el encargado de medir los tiempos en el equipo Ferrari, a cambio de poder imprimir su logo en los bólidos. En 1975, cuando Niki Lauda ganó el Grand Prix en el circuito de Monza, la casa suiza decidió conmemorarlo con el lanzamiento de un nuevo reloj que celebrase la victoria del caballo rampante.

El Heuer Monza tiene una forma cuadrada más suave que el Monaco, una escala de taquímetro y un diseño completamente negro que le da un aspecto más deportivo. Con una versatilidad que encaja tanto en traje como en mono de competición, el Monza es una de las opciones a considerar para los apasionados de los relojes.

5. Omega Speedmaster

El Speedmaster es famoso por motivos ajenos a la automoción: fue el primer reloj que un astronauta usó en la luna, concretamente Buzz Aldrin.

Sin embargo, el desarrollo del Speedmaster comenzó en 1957, cuando Omega era el encargado de los tiempos en los Juegos Olímpicos. Contiene uno de los movimientos más precisos introducidos hasta la fecha, así como una construcción que le permitió ser el único que aprobó los estrictos requisitos de la NASA. Dentro de la atmósfera, ha sido uno de los relojes preferidos por conductores de carreras y pilotos de avión.

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